EL REVÉS ANIMAL: TRÁFICO Y ALIANZA


1) Pensar como un animal, junto a un animal: El problema del caballo es antes que
nada un problema del cuerpo, de los cuerpos. Un caballo en pánico, en una situación de encierro, ante una avalancha de piedras que lo está alcanzando. Una mujer apoya su mano sobre la cabeza del caballo, entre los ojos –su punto ciego–, intentando calmarlo, y su mano se agiganta. A distancia, un niño estudia algunas de las piedras. Una sombra que anticipa el movimiento del
caballo se refleja en la pared: cuerpo espectral del corcoveo y del salto y la fuga. El caballo, capturado en un edificio donde el movimiento es casi imposible. Entre estos cuerpos presentes y ausentes, entre el tacto y la sombra, entre la fuga y el bloqueo, entre humano y animal,
entre estas distintas formas de la presencia y del movimiento: allí sitúa
nuestro cuerpo la instalación de Claudia Fontes, en el medio de la contigüidad entre el caballo y el problema, esto es, en el contorno mismo del pensamiento. Desde allí nos interpela: desde el caballo y las líneas de fuerza que se conjugan a partir de él. La instalación enmarca la pregunta por el pensamiento precisamente a partir del cuerpo, sus líneas de fuga, sus bloqueos y sus velocidades.
Jean Christopher Bailly señala que el movimiento animal –el confín de su constante distancia respecto de los humanos, y por lo tanto, su opacidad, su irreductibilidad a nuestras representaciones, nuestras fantasías, nuestros deseos y usos del cuerpo– es el movimiento mismo del
pensamiento: el pensamiento que vuela, que se esconde, que corre y salta, que siempre va más allá.1 Le versant animal, dice: el revés, el otro lado, el lado que siempre retrocede, que nunca podemos conocer ni controlar del todo, eso que permanece opaco, a pesar de los (frecuentemente criminales) esfuerzos de nuestras técnicas y nuestras racionalidades por dominarlo. Ese revés, que se
anuncia en el movimiento y en la fuga animal, es, para Bailly, el pensamiento, en
su naturaleza irreductible a la representación, que busca siempre un nuevo límite,
un nuevo umbral. Pensar, entonces, como creación de una línea de devenir –esto
es, una salida– para el propio cuerpo; pensar para que el cuerpo encuentre y abra
nuevas posibilidades de vida, precisamente allí donde, como aquí, no hay salidas
evidentes o dadas. Pensar como piensan los cuerpos: como un animal. Allí situar el
problema del caballo.
Gabriel Giorgi - EL REVÉS ANIMAL: TRÁFICO Y ALIANZA
texto completo: http://claudiafontes.com/wp-content/uploads/2017/11/Claudia-Fontes.-El-problema-del-Caballo-The-Horse-Problem.pdf

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