Una revancha misógina y racista"



Un textito corto de Judith Butler sobre las elecciones de ayer, traducido velozmente para compartir.
Hay dos preguntas que l*s votantes en los Estados Unidos de centro izquierda se están preguntando a sí mism*s: ¿Quienes son estas personas que votaron por Trump? Y por qué no nos preparamos en absoluto para una conclusión como esta? La palabra "devastación" recién comienza a emerger como sensación generalizada entre las personas que conozco. No conocíamos cuán extensa era la ira contra las elites, cuán profunda era la ira de los hombres blancos contra el feminismo y los movimientos sociales, cuando desmoralizada está la gente por efecto de la desposesión económica, que tan exaltadas están las personas por el aislacionismo, los nuevos muros, y la belicosidad nacionalista. ¿Esta es la nueva revancha blanca? ¿Cómo no la vimos venir?
Como nuestr*s amig*s en el Reino Unido después del Brexit, ahora nos encontramos esceptic*s de las encuestas: ¿Quienes son preguntad*s y quienes no? ¿Dicen la verdad las personas cuando responden? ¿Es cierto que la mayoría de l*s votantes eran hombres blancos y que muchas personas de color se quedaron sentadas? ¿Quién es este público furioso y nihilista que prefiere ser gobernado por un hombre desquiciado antes que por una mujer? ¿Quién es este público furioso y nihilista que culpa a la candidata demócrata de las devastaciones del neoliberalismo y de un capitalismo sin regulaciones? Tenemos que pensar en los populismos, la derecha y la izquierda, y sobre la misoginia - cuan profundo cala.
Para bien o para mal, Hillary es identificada con una política de establishment. Pero lo que no puede ser subestimada es la profundidad del odio y la ira hacia Hillary, parcialmente resultado de una misoginia categórica y una revulsiva confrontación contra Obama, alimentada por la emergencia de un racismo cocinado a fuego lento. Trump ha desatado el enojo reprimido con l*s feministas, figurandol*s como una política policial y censuradora, contra el multiculturalismo, vist*s como una amenaza para los privilegios blancos, contra l*s migrantes, considerad*s una amenaza para la seguridad del país. La retórica vacía de la falsa fuerza ha triunfado, un signo de desesperación más penetrante de lo que imaginábamos y conocíamos. Pero quizás nos estemos encontrando con una respuesta revulsiva en contra del primer presidente negro mezclada con una rabia contra la posibilidad de una primer presidenta mujer, de parte de muchos hombres y mujeres blanc*s. Para un mundo que se caracteriza, cada vez mas, de forma errónea como post-racial y post-feminista, estamos viendo como la misoginia y el racismo anulan el juicio y el compromiso con los objetivos democráticos e inclusivos - son pasiones sádicas, resentidas, y destructivas que impulsan a nuestro país.
¿Quiénes son, estas personas que han votado por el, pero mas importante aún, quienes somos nosotr*s, que no supimos ver su poder, que no pudimos anticiparnos a esto de ninguna manera, que no podíamos creer y confiábamos en que no habría gente que votara por un hombre con un discurso explícitamente racista y xenofobico, una historia de abuso sexual, un explotador de trabajador*s, irrespetuoso de la constitución, de l*s migrantes, y con un plan temerario de aumento de la militarización de nuestras vidas? ¿Quizás estamos resguardad*s de la verdad por nuestros pequeños espacios de pensamiento de izquierda y progresista? O quizás creemos de forma ingenua en la naturaleza humana. ¿Bajo qué condiciones el odio indiscriminado y un temerario deseo de militarización atrae el voto de las mayorías?

Por su puesto, todavia no sabemos qué porción de la población voto efectivamente. Pero nos quedamos con la pregunta sobre como la democracia parlamentaria nos trajo ante nosotr*s un presidente rabiosamente anti-democrático, y cómo nos tenemos que preparar ahora para ser un movimiento de resistencia en lugar de un partido político. Después de todo, en uno de los bunkers en apoyo a Trump en la ciudad de Nueva York hoy a la noche, sus seguidor*s demostraban su odio sin ningún tipo de vergüenza, cantando: "Odiamos a l*s musulmanes, odiamos a l*s negr*s, queremos tener nuestro país de vuelta".
Trad. Nico Cuello

There are two questions that voters in the US from the left of center are asking themselves: Who are these people who voted for Trump? And why did we not prepare ourselves at all for this conclusion? The word "devastation" only starts to approach the wide-spread feeling of the moment among those I know. We did not know how widespread anger is against elites, how deep the anger of white men is against feminism and the civil rights movement, how demoralized by economic dispossession many people are, how exhilarated people are by isolationism and the prospect of new walls and nationalist bellicosity. Is this the new "whitelash"? Why did we not quite see it coming?
LIke our friends in the UK after Brexit, we are now skeptical of the polls: who is asked and who is not? Do people tell the truth when asked? Is it true that the vast majority of voters were white men and that many people of color sat this one out? Who is this angry and nullifying public who would rather be ruled by a mad man than a woman? Who is this angry and nihilistic public who blames the devastations of neo-liberalism and deregulated capitalism on the Democratic Party candidate? We have to think now about populism, right and left, and misogyny - how deep it really goes.
For better or worse, Hillary is identified with establishment politics. But what should not be underestimated is the deep-seated rage and anger against Hillary, partially the result of a rank misogyny and the revulsion against Obama, fueled by long simmering racism. Trump has unleashed pent up anger against feminists, figured as censorious police, against multiculturalism, viewed as a threat to white privileges, against migrants figured as a security threat. The empty rhetoric of false strength has triumphed, a sign of a despair more pervasive than we knew. But perhaps we are seeng a revulsion against the first black president coupled with a rage against the possibility of the first woman president on the part of many white men and some women. For a world that is increasingly mischaracterized as post-racial and post-feminist, we are now seeing how misogyny and racism overrides judgment and a commitment to democratic and inclusive goals - they are sadistic, resentful, and destructive passions driving our country.
Who are they, these people who voted for him, but who are we, who did not see their power, who did not anticipate this at all, who could not fathom that people would vote for a man with racist and xenophobic discourse, a history of sexual offenses, the exploitation of workers, disdain for the constitution, migrants, and a reckless plan for increased militarization?Perhaps we are shielded from the truth by our own isolated form of left and liberal thinking? or perhaps we believed in human nature in some naive ways. Under what conditions does unleashed hatred and reckless militarization compel the majority vote?
Of course, we do not yet know what portion of the population actually voted. But we are left with the question of how parliamentary democracy has brought us a rabidly anti-democratic president, and whether we now have to prepare to be more like a resistance movement than a political party. After all, at one Trump rally in New York tonight, the Trump supporters shamelessly revealed their exuberant hatred: " we hate Muslims, we hate blacks, we want to take our country back."

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