El
ciclo de politización
anterior -kirchnerista- insistió mucho en que la política
popular era sancionar derechos y me parece que este movimiento viene a afirmar
más bien lo siguiente: los derechos no pueden ser entendidos como un problema
estrictamente jurídico,
solo en relación con el nivel del estado. El problema de los derechos tiene que
ver con lo que decía
Spinoza en el siglo XVII: “derecho es igual a
potencia”.
La materialidad del derecho es la potencia, es la capacidad de organizar a los
cuerpos para efectivizar poderes, capacidades. Me parece que este movimiento
plantea algo que hacía
años que estaba pospuesto, que es la capacidad de
organizar desde abajo, de constituir fuerza, de constituir capacidades para que
los derechos no queden en un nivel declarativo.
Esta
nueva situación quizás
tenga la capacidad de enderezar esta dialéctica
de los derechos y evitar una deriva reaccionaria que es la interpretación
neoliberal de los derechos, que es la de la individuación de unos derechos sin
potencia alguna. Es la deriva reaccionaria que habla sólo a la víctima que debe
ser reparada, y que actúa
desposeyendo de toda capacidad de crear, de plantear, de garantizar, de
proponer. Quiero decir, cuando el derecho está completamente
desprovisto de la constitución de potencia, es inevitable la subjetivación
neoliberal, y yo creo que acá estamos ante una
respuesta maravillosa, extraordinariamente maravillosa, a este problema.
Diego Sztulwark - Por una crítica (desde abajo y a la izquierda) de lo
neoliberal // Entrevista
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