Por buenas que sean, las leyes son invariablemente torpes. Por eso
se debe poner en tela de juicio o impugnar su aplicación. Y hacerlo, la
práctica constante de hacerlo, corrige su torpeza y contribuye a la
justicia.
Hay leyes malas que legalizan la injusticia. Esas leyes no son torpes, pues cuando se aplican imponen exactamente aquello que se pretendía hacer respetar al establecerlas. Y éstas hay que ignorarlas o desacatarlas; hay que oponerles resistencia. Pero, claro está, compañeros, nuestra resistencia es torpe.
Hay leyes malas que legalizan la injusticia. Esas leyes no son torpes, pues cuando se aplican imponen exactamente aquello que se pretendía hacer respetar al establecerlas. Y éstas hay que ignorarlas o desacatarlas; hay que oponerles resistencia. Pero, claro está, compañeros, nuestra resistencia es torpe.
John Berger - De A para X
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