¿Y cómo es que pensamos sobre la materialidad del
cuerpo? Algunas personas tienden a pensar que todas las dimensiones científicas
del sexo (características sexuales primarias, compuesto de anatomía, hormonas y
cromosomas) definen una función reproductiva, y que el sexo establece una
virtud característica en relación a la reproducción de la vida. No todos los cuerpos sexuados son
reproductivos. ¿Podemos pensar el cuerpo sexuado por fuera de los términos reproductivos?
Después de todo, la reproducción sexual es solo un modo de organizar y entender
la sexualidad del cuerpo. ¿Es posible concebir
una vida sexual que no tenga relación con la reproducción? Si ampliamos este paradigma
(reproductivo) de la sexualidad, ¿el cuerpo sexuado no aparece diferente? ¿Y cómo pensamos la sexualidad y el cuerpo
sexuado fuera del marco de reconocimiento por el cual el cuerpo sexuado, y su
materialidad, son conceptualmente reducidos a una función reproductiva?
Finalmente,
pienso que las ciencias empíricas que buscan establecer al cuerpo como un fenómeno
empirico discreto fallan porque no pueden concebir al cuerpo como un ser vivo o
inclusive no distinguen adecuadamente entre los modos de vivir y los modos de
morir. Si el cuerpo es tratado como un hecho positivo, discreto, medible y
verificable, quizás estemos ganando algo sobre su existencia e inclusive sobre
su materialidad, de acuerdo a un punto de vista positivista. Pero por el
momento hemos perdido de vista las relaciones a partir de las cuales el cuerpo
existe, las relaciones sin las cuales el cuerpo no puede existir. ¿Y si el
cuerpo es un campo de relaciones, siempre dependiente e interdependiente? ¿Y su
el cuerpo es vivir, envejecer, enamorarse, enfermarse, agonizar y morir? ¿Como
podemos entender esa dimension temporal del cuerpo si nos mantenernos dentro de
un punto de vista positivista por el cual el cuerpo es un “hecho material”?
Quizas, lo que llamamos “materialidad” es aquello que
constantemente escapa a cualquier nombre que le demos. No hay un único nombre
para el cuerpo o para todo lo que el cuerpo sea, en cualquier caso nunca es
capturado por ningún nombre particular. El cuerpo está ahí, elusivo y
persistente, y aun así se mantiene incapturable por el discurso. Esto no es un modo de negar la existencia del
cuerpo. Por contrario, es un modo de decir que no importa cuán inflexibles o categóricos
seamos en nuestra demanda por conocer, tomar, verificar y producir el cuerpo
material, siempre nos hallamos inmersos en un discurso que no puede reclamarse
como la única vía para entender lo que un cuerpo es y cuál es su significado. Los cuerpos viven, a veces como seres
vivientes y a veces no, y nosotros buscamos darles un nombre a aquello que
nunca puede ser nombrado de modo definitivo. El
cuerpo, quizás, sea el nombre para nuestra humildad conceptual.
por Judith Butler
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