¿Que es el habito?

 El café con el que usted acompaña la lectura de estas líneas, el acto mismo de leerlas (o de ignorarlas) regularmente cada semana; los rituales de la higiene diaria, el modo de caminar y hasta el gesto ético de no apropiarse de lo ajeno aun pudiendo hacerlo sin testigos y sin riesgos, todo ello se inscribe en el territorio, a medias físico y a medias espiritual, del hábito. Tema caro a Aristóteles, el hábito es también objeto de reflexión para el filósofo francés Félix Ravaisson (1813-1900), autor de un ensayo rescatado por Editorial Cactus, junto a un artículo de Marie Bardet, que interpreta el pensamiento del filósofo con mirada actual.
Uno de los atractivos que tiene hoy el librito de Ravaisson consiste en hacer que dirijamos la mirada hacia aquello que la costumbre vuelve invisible y, también, en recordarnos un principio elemental. Ravaisson desmonta los mecanismos del hábito en un intento por comprender qué lo activa y cuál es su esencia, en parte cifrada en la naturaleza (común a todo lo que lleva en sí alguna forma de vida, de evolución y de cambio, incluido el reino mineral) y en parte producto de la cultura, atributo puramente humano. El hábito se le presenta como el resultado de una lenta y progresiva erosión de la voluntad que va cediendo a la repetición, una repetición que nunca es mecanicista y que imprime su forma al cuerpo y al alma: "En la actividad del alma, como en el movimiento, el hábito transforma poco a poco la voluntad de la acción en una inclinación involuntaria. La virtud es ante todo un esfuerzo; sólo a través de la práctica se convierte en un atractivo y un placer, un deseo que se olvida o que se ignora y poco a poco se acerca a la santidad de la inocencia. Allí está todo el secreto de la educación. Su arte es atraer al bien por la acción y fijar su inclinación".
Del hábito. Félix Ravaisson, Cactus

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