Poscolonialidad


En una apartada universidad de una olvidada provincia latinoamericana, intelectuales decoloniales son invitados a dar una conferencia. Aceptan a regañadientes, ya que los aeropuertos no son moneda corriente por esa zona y el honorario no era el acordado. No obstante, el deber emancipatorio manda y la conferencia se hará de todas formas. El auditorio está entusiasmado, mucho de ellos son profesores pertenecientes a las minorías de las que hablan estos intelectuales. Como no podía ser de otra manera, los conferenciantes escogen con mucho cuidado la vestimenta, algunos de ellos prefieren usar un nombre ancestral. El show está por comenzar. Con una velocidad vertiginosa, casi al ritmo del tambor, se quitan de un plumazo toda la historia del pensamiento occidental, hablan de los griegos como de los primeros homófobos de la historia, se burlan de Kant y vociferan contra la Fenomenología del Espíritu. Esta tradición es la historia de una infamia, y debemos renunciar a ella. La historia verdadera, en cambio, aquella que nos va a salvar del mal empieza con Düssel, Mignolo, Zea y cia, es decir, con ellos mismos. Ahí es donde deben empezar nuestras lecturas, le dicen a los profesores de la universidad remota de un apartado rincón de América Latina. Despotrican contra las revistas indexadas y con un tono burlón les prohíben la publicación de artículos. Este es el verdadero lugar de la resistencia, dicen. Ustedes que son puros no deben contaminarse del logos mercantil. El encuentro se convierte en un espacio celebratorio de la vida, combinan ritos chamánicos con el logos decolonial, el auditorio entra en éxtasis La otredad se ha hecho carne entre nosotros. Uno de los conferenciantes decide llevar el logos a la hoguera y los profesores de la apartada universidad de una olvidada provincia latinoamericana hacen una quema colectiva de libros. Esto es la pura vida, grita extasiado el conferenciante decolonizador. Al día siguiente, un coche viene a buscar a los conferenciantes, deben salir bien temprano, tiene que dar una conferencia en la Universidad de Duke al día siguiente. Allí, nos dice, los esperan Butler para dar una charla en un congreso titulado “el gran otro, la gran victima”. Mientras se despiden, los llama su editor de NY, está ansioso por saber cómo se llamará su nuevo libro.
por Luciana Cadahia

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