Perdón



Se limitó a quedarse quieto, durante un año, y hacia el final de ese tiempo comprendió que sólo el cuerpo puede perdonar al otro cuerpo y que el perdón, si llega a darse, es el producto de ese panal de ternura que segregan los dos cuerpos enlazados. Con los ojos cerrados ante el escaparate vio cómo el perdón nunca puede ser fruto del juicio. El perdón no era un principio, sino el roce de unos labios sobre unos ojos cerrados. El prefijo per del latín tardío perdonare, refuerza la acción de donare, donar, dar plenamente.
                                                                                                                             John Berger, Lila y Flag

Comentarios