Transformación corporal y politización del cannon: la mirada gordofóbica

Antes y después. Franco Mariano adelgazó 75 kilos en 'Cuestión de peso'.
No sorprenden a nadie este tipo de representaciones, pero sí hay algo que me detiene: pensar el antes y el después. La imagen del presente de un cuerpo "después" de las técnicas de normalización del dispositivo médico (en este caso el bypass gastrico) con su violenta administración del saber sobre lo normal, y esa imagen del cuerpo de "antes", aquel cuerpo gordo pensado como síntoma , socialmente odiado, y estéticamente mounstruoso. Es fuerte escuchar a este chico cuando plantea que se mira y no se reconoce, no puede creer que haya sido "ese". Como si portar un cuerpo gordo no le hubiera significado una historia. Como si no hubiera existido vida mientras portaba esa cantidad de carne en el mundo, y ello lo haya dotado de ciertas experiencias, de alguna mirada . ¿Por que son increíbles nuestras experiencias? ¿Por qué es increíble poder y querer vivir con nuestros cuerpos? El fin de la historia. Me hace acordar a esos testimonios que re afirman: Ese no era yo. Triste borramiento político de la propia existencia. Ahí donde la imagen del antes y la imagen del después se juntan, en la friccion de esos dos relatos está condensada la historia política de como insisten en ser borrados nuestros modos de vida, y legitimidad de nuestras experiencias. De esa fricción se desprende una normativa violenta y extorsiva de cómo es posible vivir una buena vida. Ahí se construye la verdad sobre cuáles son los cuerpos vivibles, y cuales son lugares de encierro y reclusión, castigados por la ausencia de deseo. Lo único que tienen en común: ambos son explotados por la espectularización de sus formas. ¿Todas estas personas pensaran que se acaba el dolor del/en /sobre el cuerpo cuando dejan de ser gordos? ¿Dejaran de sentir angustia, tristeza y rechazo? ¿Dejar de ser gordo, es garantía absoluta de una vida digna? ¿Qué pasa con la enorme cantidad de opresiones que se suman a la realidad del cuerpo, como el trabajo, la homolesbotransfobia, las demandas de la mercadotecnia del deseo y el racismo? La felicidad y el éxito social, enormes dispositivos de complicidad para el exterminio de lo distinto y la producción de cuerpos no-gordos. Tampoco es cuestión de negarlo, es cierto que siendo gordo la gente te habla menos, no quedas tan bien, o te cuesta mas ser cool, pero vamos ¿Acaso yo tengo que cuestionarme mi corporalidad, y no la discriminación sinverguenza de los que me rodean? ¿Acaso vale la pena ese tipo de gente? También me pasa que cuando uno se pregunta por la normatividad productiva del cuerpo hegemónico, y visibiliza la gordofobia, entre muchas otras técnicas de odio, es rápidamente aplanado por una contradefensiva acusante de querer instalar otra normativa, de querer fundar una contra legitimidad donde la gordura es celebrada en si misma, ontologizada como el nuevo cuerpo revolucionario y la nueva cara de la corrección política queer. Personalmente poco me interesa producir intervenciones para fundar o alimentar un nuevo mercado de ideales. Me interesa la pregunta por la gordofobia, porque esta filtrada en múltiples pequeños gestos de extrema violencia que aparecen segundo a segundo en la vida de todes. No solo en la de los gordos. Sentimientos como incomodidad, inseguridad, timidez, angustia, miedo, duda, ansiedad aparecen culpabilizados a traves de la carne, y la resolución de ellos mismos esta garantizada con un mercado profundamente inteligente y millonario de dietas, fármacos y diversos consumos para producir normalidad. Ya lo decía alguien: entre las nuevas técnicas de dominio del estado del capitalismo actual, están los dispositivos que producen soledad, y negocian a través de ella.
Hoy venia pensando en el colectivo sobre lo que me cuesta a mi personalmente hacer y decir sobre este tema, pero politizar el mundo de los sentimientos me parece de una hermosa urgencia desafiante, y creo que habilita otras voces en nuestros activismos, quizás esas voces estén corridas de las retoricas del orgullo, y no tengan miedo a mostrar un poco de debilidad, a pronunciar el silencio, y a ir a otro ritmo sin la presión del deber ser un sujeto político crítico con todas las respuestas al tema.
Lo que se, es que la pregunta por la gordofobia, no es un mera discusión estética, sino que es una oportunidad de grandisima activación política, y una posible fuente de energía, y alianzas, para vencer el hostigamiento constante que insiste en desterrar vidas posibles al costo de la mercantilizacion de nuestros cuerpos y sentimientos.

Por Nicolas Cuello (via E. Theummer)

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