“Chau Tabu” (https://chautabu.buenosaires.gob.ar/info?id=58) se auspicia como un espacio en el que se habla de TODO sin tabú acerca del sexo y la sexualidad. A primera vista, el sitio y su contenido parecen ser una provocación por lo novedoso y creativo, considerando especialmente que proviene de una gestión de gobierno conservadora y liberal. Sin embargo, no encuentro nada de provocador en todo lo que presenta. El sitio que habla de sexo, sexualidad y cuidados reproductivos no hace más que expresarlos en los términos en que la derecha liberal pseudo progre los piensa, con su enfoque clásico y tradicional según las categorías que utiliza y define. Si algo queda claro en la guía es que el binario sexo género precisa mantenerse y a cada orientación sexual e identidad de género le corresponde una definición que —ambivalentemente— se ampara en la siempre y bien ponderada naturaleza del ser humano y en una culturalización tramposa, y guai con que no se mezclen…hasta aquí nada nuevo bajo el sol porque sigue los patrones a los que estamos habituados en materia de una pedagogía “institucional” sexo genérica. Pero la guía es, además, fiel producto de esta ideología por el uso retórico con que presenta los derechos que busca acercar y respecto del sujeto que invoca, que no es más que una idea abstracta e individualista de “adolescente”. Aquí esconde su cinismo, oculta más de lo que informa: ¿de qué sirve que se informe qué es la violencia de género si el gobierno cierra programas de víctimas de violencia sexual? ¿de qué sirve que se informe que tengo derecho a un aborto no punible si el gobierno clausura toda posibilidad de aborto legal incumpliendo, incluso, con los criterios dados por la CSJN? ¿de qué sirve que se hable de violencia institucional cuando el gobierno reprime a trabajadorxs de la salud o persigue penalmente a personas trans? ¿de qué sirve que se informe acerca de los derechos de las personas trans si el gobierno es cómplice de su criminalización especialmente de quienes ejercen la prostitución por aplicación del código contravencional? ¿de qué sirve que se informe sobre la diversidad lgbt si hasta hace unos años el gobiernos local obstaculizaba la marcha del orgullo mediante una burocratización absurda? La guía no hace más que hablarnos en los términos en que el liberalismo conservador nos invoca el sexo y lo siempre reproductivo: lo superficial sin sustancialidad. Que haya sido confeccionada por un militante gay no le agrega nada…en última instancia nadie define al sujeto del activismo, pero el producto de ese activismo sí es plausible de criticarse, sobre todo cuando se quiere enaltecer o auspiciarse un espacio como este por parte de la comunidad lgbt para ver que avanzamos o que corren vientos de reformas. En el mejor de los casos, se trata de un pragmatismo asimilasionista y en el peor, de un borramiento ético político hacia una agenda de derechos sexuales y (no) reproductivos que precisa de acciones concretas antes que glosarios apolíticamente correctos e inocuos que no tienen anclaje concreto en la vida cotidiana si no es en la abstracción de un sujeto que, obvio, no es el interpelado por la guía. Lo tabú está vigente como política de estado, pero no sobre lo que se esconde sino sobre lo que se muestra."
“Chau Tabu” (https://chautabu.buenosaires.gob.ar/info?id=58) se auspicia como un espacio en el que se habla de TODO sin tabú acerca del sexo y la sexualidad. A primera vista, el sitio y su contenido parecen ser una provocación por lo novedoso y creativo, considerando especialmente que proviene de una gestión de gobierno conservadora y liberal. Sin embargo, no encuentro nada de provocador en todo lo que presenta. El sitio que habla de sexo, sexualidad y cuidados reproductivos no hace más que expresarlos en los términos en que la derecha liberal pseudo progre los piensa, con su enfoque clásico y tradicional según las categorías que utiliza y define. Si algo queda claro en la guía es que el binario sexo género precisa mantenerse y a cada orientación sexual e identidad de género le corresponde una definición que —ambivalentemente— se ampara en la siempre y bien ponderada naturaleza del ser humano y en una culturalización tramposa, y guai con que no se mezclen…hasta aquí nada nuevo bajo el sol porque sigue los patrones a los que estamos habituados en materia de una pedagogía “institucional” sexo genérica. Pero la guía es, además, fiel producto de esta ideología por el uso retórico con que presenta los derechos que busca acercar y respecto del sujeto que invoca, que no es más que una idea abstracta e individualista de “adolescente”. Aquí esconde su cinismo, oculta más de lo que informa: ¿de qué sirve que se informe qué es la violencia de género si el gobierno cierra programas de víctimas de violencia sexual? ¿de qué sirve que se informe que tengo derecho a un aborto no punible si el gobierno clausura toda posibilidad de aborto legal incumpliendo, incluso, con los criterios dados por la CSJN? ¿de qué sirve que se hable de violencia institucional cuando el gobierno reprime a trabajadorxs de la salud o persigue penalmente a personas trans? ¿de qué sirve que se informe acerca de los derechos de las personas trans si el gobierno es cómplice de su criminalización especialmente de quienes ejercen la prostitución por aplicación del código contravencional? ¿de qué sirve que se informe sobre la diversidad lgbt si hasta hace unos años el gobiernos local obstaculizaba la marcha del orgullo mediante una burocratización absurda? La guía no hace más que hablarnos en los términos en que el liberalismo conservador nos invoca el sexo y lo siempre reproductivo: lo superficial sin sustancialidad. Que haya sido confeccionada por un militante gay no le agrega nada…en última instancia nadie define al sujeto del activismo, pero el producto de ese activismo sí es plausible de criticarse, sobre todo cuando se quiere enaltecer o auspiciarse un espacio como este por parte de la comunidad lgbt para ver que avanzamos o que corren vientos de reformas. En el mejor de los casos, se trata de un pragmatismo asimilasionista y en el peor, de un borramiento ético político hacia una agenda de derechos sexuales y (no) reproductivos que precisa de acciones concretas antes que glosarios apolíticamente correctos e inocuos que no tienen anclaje concreto en la vida cotidiana si no es en la abstracción de un sujeto que, obvio, no es el interpelado por la guía. Lo tabú está vigente como política de estado, pero no sobre lo que se esconde sino sobre lo que se muestra."
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