La histeria de Lacan

El 26 de febrero de 1977, el psicoanalista francés Jacques Lacan pronunció en Bruselas, Bélgica, estasConsideraciones sobre la histeria que establecidas por su albacea, Jacques-Alain Miller, acaban de ser publicadas en el sitio de la Nueva Escuela Lacaniana (NEL), sita en Medellín, Colombia, sobre una versión anterior, de 1981, que apareció en el número 90 de la revista Quarto.
“¿Qué fue de las histéricas de antaño, de aquellas maravillosas mujeres, las Anna O, las Emmy von N?

“No sólo jugaron un cierto papel sino un papel social. Fueron ellas quienes permitieron el nacimiento del psicoanálisis cuando Freud se dispuso a escucharlas. Al escucharlas, Freud inauguró una modalidad completamente nueva de la relación humana.

“¿Qué sustituye actualmente a los síntomas histéricos de otro tiempo? ¿No se ha desplazado la histeria en el campo social? ¿No la habrá reemplazado la chifladura psicoanalítica?

“Nos parece cierto ahora que a Freud le afectaba lo que le contaban las histéricas. El inconsciente se origina en el hecho de que la histérica no sabe lo que dice cuando, de hecho, algo dice con las palabras que le faltan. El inconsciente es un sedimento de lenguaje.

“En el extremo opuesto de nuestra práctica está lo real. Se trata de una idea límite, la idea de lo que no tiene sentido. En nuestra práctica operamos con el sentido, es decir con la interpretación. En tanto objeto de la ciencia -y no del conocimiento que es más que criticable-, lo real es ese punto de fuga.  Lo real es el objeto de la ciencia.

“Considerada desde ese punto de fuga al menos, nuestra práctica es una estafa: embaucar, asombrar a la gente, deslumbrarla con palabras. Esas palabras son un camelo, lo que habitualmente llamamos un camelo. Es lo que (James) Joyce designaba con esas palabras más o menos infladas de donde nos viene todo el mal.

“Lo que digo aquí está en el centro del problema de lo que aportamos al tejido social. Es por lo que sugerí que había algo que estaba sustituyendo a esa sopladura que es el síntoma histérico.

“Un síntoma histérico es algo muy curioso. Se soluciona a partir del momento en que la persona, que verdaderamente no sabe lo que dice, comienza a balbucear.

“¿Y el histérico macho? Ni uno se encuentra que no sea una hembra.

“Freud convirtió a ese inconsciente, del que no comprendía estrictamente nada, en representaciones inconscientes. ¿Qué podrían ser las representaciones inconscientes? En su  Unbewusste Vorstellungen hay una contradicción en los términos. Intenté explicarlo, promoverlo, para instituirlo en el plano de lo simbólico. Lo simbólico consiste en palabras, nada que ver con  representaciones. Y en última instancia sí, se puede concebir que las palabras sean inconscientes. No son más que palabras lo que se cuenta, y a montones. En conjunto, hablan sin saber absolutamente nada de lo que dicen. Por lo que el inconsciente no tiene cuerpo más que de palabras.

“Me incomoda atribuirme un papel en esta ocasión pero, me atrevo decirlo, fui piedra de escándalo en el campo de Freud. No estoy tan orgulloso. Incluso diré más, no estoy orgulloso de haber sido aspirado por una práctica que he continuado como he podido y que, después de todo, nada asegura que la sostenga hasta reventar. Pero está claro que soy el único en haber dado su peso a eso hacia lo que Freud se vio aspirado por la noción de inconsciente.

“Todo esto trae algunas consecuencias consigo. Que el psicoanálisis no sea una ciencia, cae por su propio peso. Incluso es exactamente lo contrario. Cae por su propio peso si pensamos que una ciencia sólo se desarrolla con pequeños artilugios que son artilugios reales, y que además es preciso saber construirlos. Por eso, sin duda, hay todo un lado artístico en la ciencia. Es fruto de la industria humana: es preciso saber-hacer-con. Pero ese saber-hacer-con desemboca en el plano del camelo.

“Un camelo es a lo que normalmente llamamos lo bello

Se dice: ¡qué bella demostración!

“Elucubro una geometría, a la que llamo de sacos y cuerdas, geometría de la trama, que nada tiene que ver con la geometría griega, hecha de abstracciones. Lo que intento articular es una geometría que resista.

“Podría estar al alcance de lo que llamaría todas las mujeres si las mujeres no se caracterizaran precisamente por no ser todas. Por eso, aún teniendo el material, los hilos, las mujeres no lograron hacer esa geometría a la que me aferro.

“Quizás la ciencia tomara otro cariz si hiciéramos con ella una trama, o sea algo que se resolviera con hilos. En fin, no sabemos si nada de esto tendrá la menor fecundidad.

“Aun siendo cierto que a una demostración se la puede calificar de bella, los cables se nos cruzan totalmente cuando no se trata de una demostración, sino de algo muy, muy paradójico y a lo que intento llamar como puedo, una mostración. Es curioso percatarse de que, en ese entrecruzamiento de hilos, hay algo que se impone como real, como otro nudo de real.

“Hice la experiencia. No se pueden imaginar hasta qué punto me preocupan esas historias de lo que en un tiempo llamé redondeles de cuerda. No es cualquier cosa llamarlos así. Esas historias de redondeles de cuerda me preocupan mucho cuando me quedo solo. Les ruego que hagan la prueba, verán que es irrepresentable, enseguida se nos cruzan los cables.  El nudo borromeo todavía llegamos a representarlo, pero hace falta ejercitarse. Negro sobre blanco, también se pueden dar de él representaciones planas con las que no nos orientamos. No se le reconoce. Éste de aquí es un nudo borromeo porque, si se rompe una de las cuerdas, las otras dos quedan libres.

“No es azaroso que llegara a atragantarme con esas representaciones de nudos. Me preocupan verdaderamente. Conducido, dirigido como por una rampa, continué con esa práctica, con ese bla-bla-bla que es el psicoanálisis, y de todas maneras es sorprendente que todo eso me haya conducido hasta aquí, porque en Freud no hay rastro del nudo borromeo. Sin embargo, considero que fueron precisamente las histéricas quienes me guiaron.  Yo no me atenía menos a la histérica, a lo que continuamos teniendo al alcance de la mano como histérica.

“Me molesta emplear la primera persona (je), porque decir el yo (moi), confundir la conciencia con el yo (moi), no es serio. Sin embargo, es fácil deslizarse del uno al otro. Es sorprendente pensar que también empleamos la palabra carácter a tontas y a locas. ¿Qué es un carácter e incluso un análisis del carácter, como se expresa (Wilhelm) Reich?  Es extraño, no obstante, que nos deslicemos con tanta facilidad.

“Lo que nos interesa son los síntomas y saber cómo, con el bla-bla-bla, llegamos a disolverlos, con nuestro propio bla-bla-bla, es decir con el uso de ciertas palabras.  Lo que sorprende en los Studien uber Hysterie es que Freud llega casi, incluso del todo, a vomitar que todo ello se resuelve con palabras, que con las propias palabras de la paciente, se evapora el afecto.

“La cuestión es saber si el afecto se ventila, o no, con palabras. Algo sopla en esas palabras que vuelve inofensivo el afecto, es decir que no engendra síntoma. El afecto ya no engendra síntoma una vez que la histérica ha empezado a contar aquello con lo que se asustaba.

“Decir que se asustaba tiene todo su peso. Si es preciso un término reflexivo para decirlo es porque se da miedo a sí misma. Ahí estamos en el circuito de lo que es deliberado, de lo que es consciente.

¿En qué consiste enseñar?

“Se trata de provocar en los otros el saber-hacer-con, es decir saber desenvolverse en este mundo, que en absoluto es el mundo de las representaciones sino el mundo de la estafa.

Lacan es freudiano, pero Freud no es lacaniano

“Es completamente verdad. Freud no tuvo ni la menor idea de lo que Lacan se encontró farfullando en torno a algo de lo que alguna idea tenemos y que es lo real. Puedo hablar de mí en tercera persona. La idea de la representación inconsciente es una idea totalmente vacía. Freud daba palos de ciego en relación con el inconsciente. Ante todo, se trata de una abstracción. La idea de representación sólo puede sugerirse sustrayéndole a lo real todo su peso concreto. La idea de la representación inconsciente es una locura. Pero es así como lo aborda Freud. Hay huellas hasta muy tarde en sus escritos.

“Propongo que se le dé otro cuerpo al inconsciente porque es pensable que se piense en las cosas sin pesarlas, basta para eso con las palabras. Las palabras dan cuerpo. Lo que en absoluto quiere decir que se comprenda nada en ellas. El inconsciente consiste en eso: en que nos guían palabras de las que no comprendemos nada.

“Tenemos la muestra cuando la gente habla a tontas y a locas. Está bastante claro que a las palabras no se les da el peso de su sentido. Hay todo un mundo entre el uso de los significantes y el peso de la significación, la forma en que opera un significante. De eso se trata en nuestra práctica: de abordar cómo operan las palabras.

“Lo esencial de lo que dijo Freud es que, en una especie que tiene palabras a su disposición, existe la mayor relación entre el uso de las palabras y la sexualidad que reina en esa especie. La sexualidad está enteramente capturada en esas palabras. Ése es el paso esencial que dio Freud. Es mucho más importante que saber lo que quiere o no quiere decir el inconsciente. Freud puso el acento en ese hecho.

“Todo esto es la histeria misma. No es un mal uso el de utilizar la histeria en un sentido metafísico. La metafísica es la histeria.

Estafa y proton pseudos

“Estafa y proton pseudos son lo mismo. Freud dice lo mismo que lo que yo llamo con un nombre francés. Tampoco podía decir que educaba a unos cuantos estafadores. Desde el punto de vista ético, nuestra profesión es insostenible. Por eso es por lo que me enferma -porque tengo un superyó, como todo el mundo.

“No sabemos cómo gozan los otros animales, pero sabemos que, para nosotros, el goce es la castración. Todo el mundo lo sabe porque es completamente evidente. Tras lo que imprudentemente llamamos el acto sexual, como si hubiera un acto, ya no nos volvemos a empalmar. Utilicé la palabra castración, la castración, como si fuera unívoca, pero incontestablemente hay varios tipos de castración. Todas las castraciones no son automorfas.

“Contrariamente a lo que pudiera creerse -morphé, forma–, el automorfismo no es en absoluto una cuestión de forma, como hice notar en mi cháchara seminarista. Forma y estructura no son lo mismo. He intentado dar representaciones sensibles de esto. No se trata de representaciones, sino de mostraciones. Cuando se le da la vuelta a un toro, se obtiene algo completamente diferente desde el punto de vista de la forma. Hay que diferenciar entre forma y estructura.

La estafa: ¿con la forma, o con la estructura?

“Sólo persigo la noción de estructura con la esperanza de escapar de la estafa. Con la esperanza de alcanzar lo real, sigo la pista de esa noción de estructura que, no obstante, tiene un cuerpo de lo más evidente en matemáticas. En psicología, la estructura se pone del lado de la Gestalt. Pero si decimos que hay un inconsciente, la psicología es una futilidad.

“Tenemos el modelo de la Gestalt, que es con toda evidencia el de la burbuja. Ahora bien, lo propio de la burbuja es estallar. Como es que cada cual hemos sido paridos como una burbuja, no podemos sospechar que haya algo distinto a la burbuja.

Se trata de saber si Freud es un acontecimiento histórico, o no lo es. Y Freud no es un acontecimiento histórico. Creo que falló el golpe, al igual que yo. Dentro de muy poco tiempo, el psicoanálisis importará a pocos. Sólo una cosa se ha demostrado: que está claro que el hombre pasa el tiempo soñando, que nunca se despierta. Nosotros lo sabemos, nosotros los psicoanalistas, viendo lo que los pacientes nos proporcionan y somos, en este caso, tan pacientes como ellos: no nos proporcionan más que sueños.

La dificultad de hablar de lo real

“Es muy cierto que no es fácil hablar de lo real. Por ahí ha empezado mi discurso. Es una noción muy común y que implica la evacuación completa del sentido y por lo tanto la nuestra, en tanto interpretante.

Las castraciones

“La castración no es única. El uso del artículo definido no es bueno, o hay que utilizarlo en plural. Siempre hay castraciones. Para que se pudiera aplicar el artículo definido, haría falta que se tratara de una función autoestructurada y no automorfa, quiero decir que tuviera la misma estructura. No queriendo decir auto otra cosa que estructurado por sí, parido de la misma manera, anudado del mismo modo -en topología hay ejemplos a montones.

“El uso de el, la, los, las es siempre sospechoso porque hay cosas que tienen una estructura diferente por completo y que no se puede designar con el artículo definido, porque no hemos visto cómo se ha parido.

“Por esa razón elucubré la noción de objeto a. El objeto no es automorfo. El sujeto no se deja penetrar siempre por el mismo objeto, de vez en cuando le pasa que se equivoca. Eso es lo que quiere decir la noción de objeto a: quiere decir que nos equivocamos de objeto a. Nos equivocamos siempre a nuestra costa. ¿De qué serviría equivocarse si no fuera un fastidio? Es por lo que se construyó la noción de falo. El falo no quiere decir más que esto, un objeto privilegiado con el que no nos equivocamos.

“Sólo se puede decir la castración cuando hay identidad de estructura, y sin embargo hay cuarenta estructuras diferentes, no automorfas. ¿Es a eso a lo que se llama goce del Otro, a un encuentro de identidad de estructura? Lo que quiero decir es que el goce del Otro no existe, porque no se le puede designar con el. El goce del Otro es diverso, no es automorfo.

¿Por qué los nudos?

“Los nudos me sirven como lo más cercano que he encontrado a la categoría de estructura. Me tomé alguna molestia para llegar a cribar lo que podría ser una aproximación a lo real.

“La anatomía, en el animal o la planta -es la misma historia- son puntos triples, cosas que se dividen. La “y”, que es una ípsilon, sirvió desde siempre para soportar formas, es decir algo que tiene sentido. Hay algo de lo que partimos y que se divide. El bien a la derecha, el mal a la izquierda.

“¿Qué había antes de la distinción bien/mal, antes de la división entre lo verdadero y la estafa? Antes de que Hércules vacilara en el cruce de caminos entre el bien y el mal, ya había algo. Ya seguía un camino. ¿Qué es lo que ocurre si cambiamos de sentido, si orientamos la cosa de diferente manera? Tendremos, a partir del bien, la bifurcación entre el mal y lo neutro.

“¿Y en qué consiste la neutralidad del analista sino precisamente en esa subversión del sentido? Es decir en esa especie de aspiración, no hacia lo real sino por lo real.

¿La psicosis escapa a la estafa?

“La psicosis es perjudicial para el psicótico porque, en fin, no es lo que de más normal pueda desearse. Y sin embargo, se conocen los esfuerzos de los psicoanalistas por parecérseles. Freud ya hablaba de paranoia lograda.

More geometrico

“A causa de la forma, el individuo se presenta como fue parido, como un cuerpo. Un cuerpo se reproduce a través de una forma. El cuerpo hablante no puede llegar a reproducirse sino a través del error, es decir gracias a un malentendido de su goce.

La estructura

“Cuando se sigue la estructura, nos persuadimos del efecto de lenguaje. El afecto está hecho con el efecto de la estructura, con lo que se dice en alguna parte.

El amor

“Lo que nos revela nuestra práctica es que el saber, el saber inconsciente, tiene relación con el amor”.

Comentarios