TRANS·SOCIALMEDIA – Identidades 3.0


60 AÑOS DE HISTORIA DE LA TRANSEXUALIDAD (I)



UN HITO EN LA MEMORIA TRANS La valentía y el coraje de una persona pionera que caminó con gran seguridad. Las palabras de Christine Jorgensen, activista, modelo y actriz, rebosaban de compasión, comprensión y empatía, en un tiempo de guerra mundial y conflicto personal. Todavía era “hijo de su padre” tal y como se detalla en una carta de tres páginas dirigida a éste, por su nueva hija Christine: “simplemente, corregí un error cometido por la naturaleza”. Christine Jorgensen fue sin duda quien ha inspirado a generaciones con el mayor de los desplantes de la humanidad, a la rigurosidad y ortodoxia científica y las normas establecidas de sociedad, siempre plena de intelecto y con una efervescente capacidad artística. Ella era y es la encarnación de una lucha que ha continuado durante estas seis décadas, nacida en el deseo de libertad, pero, sobre todo, legitimidad como ser humano.
Como sabemos, el primer intento de un cambio de sexo en la era moderna, tuvo lugar en la década de los años 20’s a los 30′s, en Berlín: Lili Elbe. Sin embargo, y desafortunadamente, la intervención no salió bien. Elbe murió por complicaciones en el transcurso de una de las operaciones más arriesgadas jamás realizada hasta entonces. La medicina y la ciencia tomaron nota de aquellos médicos pioneros para constituir una guía útil a la investigación del futuro inmediato.
Ciertamente, Jorgensen no fue quien empezó la “revolución sexual”, pero está claro que significó la gran ruptura con esta fantasía del establishment de la sociedad demi monde” neoyorkina de aquellos años. Ya han pasado sesenta desde la primera operación de cambio de sexo “exitosa”, que sin duda transformó a un hombre tranquilo y tímido de Nueva York en un glamourosa y delgada rubia platino. Fue una de los primeras pacientes que se sometieron a la terapia hormonal para proceder con el cambio físico definitivo. “Nunca la joven Christine se planteó identificarse con la homosexualidad, sino como una mujer que se encontraba atrapada en el cuerpo de un hombre”, asegura Teit Ritzau, médico danés y director de documentales, que tuvo la oportunidad de conocerla cuando realizaba una película sobre ella en la década de los 80′s “Ikke til salg Paradiset” (El paraíso no se vende).
George tuvo una infancia feliz en su Bronx natal, dentro del entorno de una familia unida. Fue un chico frágil e introvertido que no se desarrolló entre las peleas y juegos agresivos. Sin embargo, para todos, era lo que se podría describir como un “niño normal”. Pero mientras vivía como George, Christine confesó en su autobiografía que se sentía físicamente enfermo cuando “el hombre” comenzó a acercarse “a ella”. Durante la adolescencia se convenció de que había nacido en un cuerpo equivocado. Más tarde, su madre declaró que siempre había sabido que su hijo no era como los otros chicos.

Se graduó en Christopher Columbus High School en 1945 y poco después fue reclutado por el ejército. De regreso a Nueva York, después de terminar su corta carrera militar, a George tan sólo le preocupaba su “falta de desarrollo físico masculino” y fue entonces, aproximadamente entre los 25 y 27 años de edad, cuando el ex-militar se interesó por la posibilidad de una cirugía de cambio de sexo en Suecia, lugar donde se encontraban los únicos médicos en el mundo que podían realizar este tipo de operaciones, con un margen de seguridad. Organizó el viaje de tal forma que, sus padres, daneses de nacimiento, quedaron convencidos de que George tenía la intención de visitar a sus familiares en Europa.
Durante la escala en Copenhague, conoció a un endocrinólogo danés, el Dr. Christian Hamburger, quien posteriormente se convertiría en un gran especialista en terapia hormonal de reemplazo y que se encontraba en esos momentos experimentando dicha terapia con animales. Tras una larga conversación, George dio por finalizado su periplo hacia Suecia y decidió quedarse a residir en Dinamarca para ponerse en manos del Dr. Hamburger. Inmediatamente fue diagnosticada como transexual y el doctor le prescribió un largo proceso de hormonación -alrededor de un año- para asumir su identidad femenina por primera vez, comenzando a llevar ropa de mujer y manteniendo roles de mujer en público.
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No fue sencillo: Christine además se sometió a una serie de operaciones consecutivas para transformar los genitales de hombre a mujer. El psicólogo George Sturup fue quien le evaluó e intuyó rápidamente de que ella sabía, sin ningún género de dudas, lo que estaba haciendo. Sturup fue quien logró persuadir al gobierno danés para la castración, como tales fines médicos. Anteriormente, se había denegado/prohibido. No está muy claro cómo el Dr. Hamburger creó su equipo en quirófano, pero, según parece, lo más probable es que siguiera el ejemplo establecido por grupos de cirujanos varias décadas atrás. La operación fue todo un logro, puesto que no pareció haber ninguna complicación ni efectos secundarios al tratamiento, algo bastante sorprendente cuando se piensa en cómo pudo llevarse a cabo una operación de estas características, en los comienzos de la transexualidad femenina. Christine se refirió a los resultados obtenidos como “satisfactorio para ella y para la humanidad”, pero nunca entró en detalles. “Todo el mundo es ambos sexos en diversos grados. Yo soy más cercana a una mujer, que a un hombre [...] Finalmente todo mi cuerpo cambió de varón a figura femenina. Por supuesto que no puedo tener hijos, pero esto no quiere decir que no puedo tener relaciones sexuales naturales como cualquier mujer. Yo me siento cercana en estos momentos a una mujer que pueda tener histerectomía” comentó en un reportaje para la BBC británica, en 1958.
En el primer período de intervenciones quirúrgicas, Jorgensen fue castrado. Según un obituario, con permiso especial del Ministerio de Justicia danés, “a Jorgensen se le han eliminado los testículos”. Aunque técnicamente era un eunuco, Jorgensen recibió grandes dosis de hormonas que dieron lugar a cambios en su los contornos del cuerpo y la distribución de la grasa. La primera señal fue un aumento de tamaño de las glándulas mamarias y posteriormente su cabello comenzó a crecer, curioso, cuando el mismo George había mostrado siempre una gran calvicie en la sien. Hoy en día la cirugía de reasignación sexual consiste en hacer una incisión en el escroto y “tirar” de las terminaciones nerviosas del pene hacia el interior para diseñar una vagina, pero esta forma de cirugía no fue concretada hasta varios años después de la operación de Jorgensen.
Con la ayuda del Embajador de EE.UU. en Dinamarca, consiguió el cambio en su pasaporte que le identificaría como “hembra”, para comenzar su vida como una mujer. No fue hasta varios años después cuando el procedimiento comenzaría a estar disponible en los EE.UU., y Jorgensen, ya Chrisitine, se realizó una vaginoplastia bajo la dirección del Dr. Angelo y un asesor de Harry Benjamin. Ya anteriormente anteriormente, en su camino personal de convertirse en Christine, Jorgensen había comenzado a auto-administrarse hormonas femeninas por su cuenta mientras investigaba el tema, precisamente, con la ayuda del Dr. Angelo, marido a su vez, de una compañera de clase en la Medical School of Manhattan. Eligió el nombre de Christine en honor al Dr. Hamburger.
Bibliografía:
Archivos BBC
“Christine Jorgensen: Una biografía personal”. Su autobiografía de 1967
A Changed Man – Especialización Médica, Nueva York, Newsday
Edinburgh Fringe Festival 2005: Christine Jorgensen “Reveals”
http://transsocialmedia.wordpress.com/

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