"Se puede definir la tragedia también como una articulación del dolor en palabras y en acciones, con el fin de enseñar algo gracias al 'miedo', a la 'compasión' o a la 'piedad', de manera distinta a como lo hace el relato histórico o la demostración lógica. Mediante la cognición del dolor fingido, imitado y representado sobre la escena, aumenta, en efecto, el espesor de mi experiencia, porque soy introducido en un mundo donde, a través de tramas ejemplares, se me revela con claridad la fragilidad de la condición humana, expuesta a los reveses de la fortuna, el sufrimiento y a la muerte. Lo que aprendo a través del dolor físico o psíquico, mostrado por las tragedias, es una admonición para no olvidar que estamos desarmados ante el destino y el carácter imprevisible de los acontecimientos, es la creciente conciencia de que la vida resulta más grande que nosotros, que existen fuerzas incontrolables que nos superan.
Frente al sufrimiento, lo trágico nos enseña a no aceptar la vil e imposible solución de la fuga ni la masoquista de regodearse en él. Nos señala la vía de transformación del dolor en experiencia de las condiciones límite en que cada uno se encuentra o puede encontrarse. (Cfr. Jaspers,2000).Ignorar el dolor no ayuda: así, el conocimiento útil para nuestra vida se llega sólo a través de él".
Frente al sufrimiento, lo trágico nos enseña a no aceptar la vil e imposible solución de la fuga ni la masoquista de regodearse en él. Nos señala la vía de transformación del dolor en experiencia de las condiciones límite en que cada uno se encuentra o puede encontrarse. (Cfr. Jaspers,2000).Ignorar el dolor no ayuda: así, el conocimiento útil para nuestra vida se llega sólo a través de él".
Remo Bodei - La chispa y el fuego. Invitación a la filosofía (Pag.131)
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