«Less is more»

«God is in the details»  
Ludwig Mies van der Rohe
Todo podría ser cuestión de nombres. De nombres propios y de la propiedad de los nombres. Mies había intentado en 1913 deshacerse de su nombre paterno, que en alemán alberga la connotación de algo podrido, torcido o echado a perder1: habría de restaurar la genealogía torcida y de clase obrera del nombre del padre modificando ligeramente la escritura (Mies-Miís) y mediando su nombre materno (Rohe) con el falso injerto van der que sugería al mismo
tiempo un posible origen holandés y una filiación aristocrática2. Tras su llegada a América, el encuentro entre el nombre propio alemán Miís y el prefijo anglosajón misno es sino el gesto lingüístico de la diseminación y la contaminación sintáctica y semántica a la que se someterán tanto el propio Miís van der Rohe como el “modernismo
europeo” durante el exilio que seguirá a la Segunda Guerra Mundial. No hay nombre propio cuya genealogía pueda
ser restituida y fijada de una vez por siempre. No hay nombre (ni Mies, ni Modernismo) que no esté sometido al riesgo
constante de “echarse a perder”.
Beatriz Preciado - "Mies-conception: La casa Farnsworth y el misterio del armario transparente"
http://www.hartza.com/farnsworth.pdf 

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