se alza en armas Taringa! : creatividad colectiva

viernes 13 de mayo de 2011

Somos los negros de Taringa!

Un resumen de la cuestión es: a) a Taringa no se le demanda por hacer plata o no; se le demanda por el art. 72, inciso a), b) a Taringa! no se le demandó por el software privativo o por la música de Britney Spears: a Taringa! lo están demandado por la misma empresa loable de los Horacios Poteles, es decir, porque sus usuarios subieron libros; c) a Taringa! se lo demanda por serpartícipe necesario. Por supuesto que esto es una cuestión de libertad de prensa: es como si se acusara a un gran diario argentino por los clasificados del rubro 59, que deben generar más daño que los links que publican los taringueros; d) a Taringa! se lo está demandando por no haber vigilado lo suficiente a sus usuarios; e) a Taringa! se lo está demandando por enlazar a contenido que está en otro lugar. Oigan bien esto: enlazar a contenido que está alojado en otro lugar. Es decir, por cometer el delito de realizar una práctica que los blogueros hacemos constantemente, que es enlazar a contenido alojado en otro lugar.
Ahora bien, de pronto, muchos blogs de tecnología "serios" decidieron no defender a Taringa! Muchos usuarios espantados dijeron "yo bajo archivos, pero nunca al nivel de lo que lo hace un usuario de Taringa!" (?). Otros blogueros igual de "famosos" comentaban que "los usuarios de Taringa son molestos porque no saben usar la Internet".
Más allá de la suma de argumentos falaces que exhiben algunos(puesto que el procesamiento de Taringa! no dice que sea ilegal ganar dinero, y la cuestión del dinero no es lo que está en discusión), pareciera ser que acá el meollo del asunto es más simple de lo que se podría llegar a pensar: es la eterna dicotomía entre los negros de mierda y las élites intelectuales, que quieren estar junto a los trabajadores pero siempre y cuando tomen otros vinos, escuchen otra música y lean otros diarios.
Hay un prejuicio respecto del usuario medio de Taringa!: usa Windows todo pirateado, no conoce Linux, no sabe hablar ni escribir (es, en otras palabras, un HOYGAN), es alguien que "no maneja la Internet" (porque no conoce ni los gadgets ni las apps o las extensiones que están de moda), que sólo se baja basura "comercial" y que no respeta nada, y llegado al caso, en un ejemplo de gorilismo extremo, al usuario de Taringa! los mismos defensores de "compartir no es delito", pueden acusarlo de que ni siquiera respeta la propiedad intelectual porque postea links de descarga a software privativo. Todos sabemos, además, que los usuarios de Taringa! son sólo niños de entre 13 y 17 años que ya se les pasará la racha cuando toquen una teta por primera vez (el mismo prejuicio corre para los hermanos Botbol).
Esta suma de prejuicios es un poco lo que se lee en algunos blogs, ya sea desde los artículos principales o desde los comentarios. Nadie niega que Hernán y Matías se podrían haber conseguido alguien que les de una mano en redactarlas las gacetillas de prensa, pero está muy bien que sean lo que son, es decir, gente auténtica que captó el sentido de lo que esta demanda significa para todos: la demanda no es sólo contra ellos, sino contra Internet tal como la conocemos, una Internet libre, abierta y colaborativa. Abierta significa, sí, también, abierta a hacer plata. Que no sean sólo las megacorpos de siempre (como Google y Microsoft) las que puedan hacer plata, sino que también a los botboles del mundo se les pueda cumplir el sueño del pibe de ser pagados por estar en un foro.
El problema es que a nosotros nos gusta defender a los Horacios Poteles, porque son profesores de filosofía, gente culta que trae un beneficio social al mundo y sabe hablar en francés. Forma parte de estos absurdos de la idiosincrasia argentina, donde nuestra propia tilinguería intelectual sólo nos permite ver el árbol y no el bosque.
Y a nosotros nos gustan las corpos buenas. La diferencia con Google es que Google captó el espíritu empresarial de la época, y como tiene anchas espaldas para litigar con quien se le ponga enfrente, nosotros pensamos que Google, al litigar, también defiende nuestra libertad de expresión. Los Botboles del mundo, en cambio, sólo defienden sus intereses, nunca nuestra libertad de expresión. Si Google va a litigio y pierde contra Virgina da Cunha nosotros pensamos que "perdimos todos", pero si los Botboles van a litigio y pierden nosotros pensamos que, al menos, no está mal, "porque ellos están haciendo plata". Cuando Google dice que defiende la misma libertad de expresión que censura en China, nosotros nos vamos a dormir con la conciencia tranquila, sintiéndonos protegidos. Ahora, cuando los Botboles nos llaman a defender la Internet de todos, nos matamos de risa.
Por supuesto, siempre aplicando el principio de la doble moral, y agregaría, la doble moral burguesa, que mandó siempre a la esposa a ser una mujer educada en la cama para irse con trolas salvajes veinte minutos después. O, en otras palabras, que nos dijo que defender a Potel era bueno porque Potel es una señorita educada, y que defender a los Botboles era malo porque se calzaron el lúrex y los látigos para salir a dar batalla.
Es necesario un recordatorio histórico. La generación de intelectuales que creció al calor y a los tiros de la Revolución Libertadora de 1955 identificó, casi como una marca de designio, un error cometido por sus padres: dejar que los milicos voltearan a Perón porque pensaron que "era la única forma de sacárselo de encima". Celebrar -o callar con silencio cómplice- el quiebre de la continuidad institucional y democrática fue abrir la puerta para todos los horrores que vendrían después, donde la misma clase media que festejó en el '55 tuvo que llorar la desaparición de muchos de sus hijos que, erradamente o no, trataron de subsanar los errores de la proscripción y el derrocamiento de Perón. En una simplificación, Montoneros y Videla son hijos del '55 por igual.
Por supuesto, la historia no es lineal ni se repite y la intención no es comparar a quienes no quieren defender a Taringa! con los militares que fueron contra su población civil en el '55 tirando bombas en la Plaza. Es simplemente para marcar que, en más de una ocasión, por este prejuicio de "esos negros de mierda que no saben nada", las élites intelectuales terminan cometiendo errores, y errores muy serios, que nos cuestan, como mínimo, muchas libertades civiles.

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