Una muralla vaginal
En un reportaje de la televisión inglesa que vi hace poco explicaban la difícil relación de muchas mujeres con su zona genital de una manera un tanto aparatosa: los responsables del programa se plantaban en un instituto de enseñanza secundaria, juntaban a los alumnos en el aula magna y les mostraban fotografías de primeros planos de diferentes vulvas. Así, una tras otra. Tendríais que haber visto las caras de asco y de repelús de la mayoría de las asistentes. Sí, he dicho ‘las’. Sorprendente. Los chicos ponían cara de paisaje al ver las fotos, sin embargo muchas chicas se tapaban los ojos y reaccionaban con repugnancia, como si estuvieran viendo una paloma muerta en la calle. Será cosa de la edad, sin embargo, cuando al mismo grupo se les mostró unas cuantas imágenes de diferentes penes, la reacción fue más comedida, flemática y muy británica. Antes de que se arme el rosario de la aurora, quisiera comentar que sí, también muchos hombres tienen problemas de seguridad en la percepción de la propia anatomía. Se trata del llamado ‘síndrome del vestuario’ que convierte, prácticamente por arte de magia, a un hombre con unas medidas genitales normales en el propietario de un micropene. Así les va a los fabricantes de extensores o cremas o ungüentos milagrosos para incrementar el tamaño del pene. Se están forrando con tanto complejo. Sin embargo, aquí no se trata de ver quién es más desgraciado. Hay hombres inseguros, pero las mujeres ganan por goleada a la hora de sentirse extrañas o disgustadas con el aspecto exterior de sus genitales. Por la propia fisiología externa, los órganos sexuales masculinos no suelen generar tanto misterio. Lo que se ve es lo que hay. Si a esa circunstancia añadimos que un alto porcentaje de nosotros no tenemos excesivo problema a la hora de mostrar nuestra intimidad, o hablar de ella (bueno, algunos igual se pasan un poquito), o que la sexualidad femenina ha sido un tabú cultural durante siglos, no es de extrañar que las diferencias entre ambos sexos a la hora de relacionarnos con nuestros genitales sean muy grandes.
Harto de esta circunstancia y del poco sentimiento de autoestima que demuestran muchas mujeres hacia sus órganos sexuales, un artista británico ha estado trabajando durante años en un curioso proyecto que acaba de ver la luz en una galería de arte de Brighton. Se trata de la ‘Gran Muralla de Vaginas’, cuatro paneles de nueve metros de largo en el que ha colocado los moldes escultóricos de 400 vaginas de mujeresque se prestaron voluntariamente para el proyecto, de edades comprendidas entre los 18 y los 76 años. Madres, abuelas, hijas, gemelas, transexuales, mujeres antes y después del parto, e incluso, algunas que se han sometido a operaciones de estética genital como la labioplastia, pueden verse en su vertiente más íntima en este mastodóntico mural. El artista se llama Jamie McCartney y con su obra pretende llamar la atención sobre un hecho incontestable: las operaciones de cirugía estética genital aumentan año tras año y muchas mujeres se someten voluntariamente a ciertas mutilaciones porque creen que la apariencia de sus genitales no es ‘estética’. Jamie considera que el arte puede ser una buena forma de combatir la tendencia actual a homogeneizar la imagen de los órganos sexuales femeninos. Seguro que los cirujanos plásticos y muchos centros de estética no estarán nada de acuerdo con este tipo de reivindicaciones. ¿Cuál es vuestra opinión?
Quisiera aclarar que es un error denominar muralla de "vaginas", pues la vagina es un órgano interno de la mujer ....en todo caso es una muralla de "vulvas", que es la denominación de zona exterior de los genitales femeninos, la que muestra la exposición.
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