Homos academicus: critica de la razon estudiantil

(...)La facultad tambien es una espacio de socialización, de interacción subjetiva. En las aulas y en los pasillos de los pabellones se conoce gente, se habla, se conversa, se entablan cariños, amistades, enemistades, noviazgos, enemistades, enemistades, noviazgos , cariños. Se sociabiliza, en definitiva, se intercambian sentidos, experiencias, se comparten sensaciones. Como alumnos no estamos solos: somos un alumnado ante cada profesor, ante cada càtedra. Entre nosostros tenemos una percepción de igualdad y unión, caridad, solidaridad, camaradería...Grupos de estudio, salidas nocturnas, politización circense, mates en plazas, revistas como Árbol de jítara, que ya va por su segundo número.
Sí, tenemos prácticas extra-áulicas
Y aún así, con todas esas maravillas curativas, estoy convencidísimo de que somos larvas competitivas y chillonas. Exacto: los alumnos somos una raza recelosa y envenenada que no puede afirmarse si no es a traés de la negación del otro. Tenemos más envidia que glóbulos rojos. Estamos ansiosos por ver a nuestro semejante caer, porque si un semejante cae no podemos sino sentirnos más arriba. Las genuinas reivindicaciones se logran con las frustraciones de quienes más idénticos sentimos. Bullimos y chapoteamos en una olla de competencia y el profesor no está acá dentro.
¿Pero es que estoy diciendo barbaridades, es que merezco una camisa de fuerza? ¡Miren la movilidad de las clases!. Quien levanta la mano, es más atentamente escuchado que el profesor y juzgamos su intervención con una saña digna de hienas insatisfechas. Porque una equivocación ajena nos sirve para suponer que vamos calibrando mejor nuestro conociemiento calificado y llegamos así a mejores notas.
Esto es muy visible en los primeros años de una carrera universitaria, donde deben formarse grupos de estudios, donde deben acomodarse identidades conjuntas para las prácticas extra-áulicas.Y el modo de selección, inclusión y exclusión, se da en gran medida destituyendo personalidades que intervienen fallidamente en clase. Como alumnos seleccionamos las inteligencias con las cuales necesitamos competir en un futuro. Buscamos la cercanía de nuestros semejantes, para que su futura caída sea un regenerador infalible.
Sí, en clase las miradas de los iguales son más incisivas, molestas e indiscretas que las de una profesor. Pero cuando habla de iguales, ¿en qué sentido lo hago exactamente?. Ah, mis amigos: somos todos iguales porque entramos en una misma escala: del 1 al 10. Somos todos iguales porque podemos diferenciarnos del 1 al 10.(...)
Por Lucas Moreno
Extraído de Árbol de Jitara
(revista de literatura y cultura)
Nº2 Año I

Comentarios

  1. La academia, hermosa sede de la hipocresía.
    Hay un diccionario por ahí:

    http://quenodecaiga.wordpress.com/2007/03/17/%E2%80%9Chipuskressia%E2%80%9D/

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  2. Y que sede! sede central de una cas con muchas filiales...
    Me gusta ese diccionario!.
    saludos, nanex!

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