Cátedra, Libro y fotocopia



Posición
:volver a la cultura del libro, la adquisiciòn del libro, el valor cultural, pedagógico y social del libro. Pensar colectivamente la situación tanto ilegal como ilícita que cotidianamente ocurre en los espacios de estudio. La fotocopia no sólo estruye el libro , sino aquellos pequeños proyectos editoriales que se sostienen a base de esfuerzo y buena voluntad, y como si fuera poco, también instala como natural el habitus focopiador en el centro de la escena.

Posición: el duo cultural de libro-adquisicón oculta la tríada libro-adquisición-consumo, siendo la capacidad adquisitiva económica el problema determinante. El capital económico como problema social (sea tanto estudiantil como docente) se le agrega conflictivamente el capital cultural, entiéndase esto: pensar la cultura del libro desde lo dado, desde la cultura de la fotocopia (cotidiano ejercicio ilícito y público) es asumir como propio un conflicto, una aporía quizas. Que la cultura del libro no sea un privilegio de pocos, para ser una virtud colectiva. Ahora bien, la economía política esconde su propia génesis, si la adquisición se traduce en consumo (bajo las actuales reglas de juego y no en una economía socialista como declama el trosko), la cultura del libro hace las creces del negocio editorial al mismo tiempo, y un negocio editorial absolutamente privado, corporativo y en la más de las más de las veces multinacional, ¿cuál es la capacidad de publicación y de mercado de las editoriales universitarias o pequeñas editoriales?.

Posición: pero la cultura del libro no es solo consumo, de hecho el habitus incorporado de la fotocopia es consumo, si se quiere, consumo social de bajos costos, pero consumo al final de cuentas, quien puede salirse de la lógica de la venta y compra de mercancías objetos-cosas (sean fotocopias, libros o la fuerza de tranbajo misma). Ese non plus ultra del libro como ejercicio cultural implica un hábito del lector, de conocimiento y reconocimiento de su lectura, de sus autores, de sus temas, gustos. En cambio en la fotocopia cátedra sólo se reconocen los tópicos como "las fotocopias que hay que leer", sin importancia del autor, edición, selección de temas, etc,etc.

Posición: Llegamos y nos acogemos por una aporía desde el momento que pensamos como revertir la retirada de la cultura del libro. Al hábitus de fotocopia que socaba la otrora cultura del libro objeto y del lector cultural debe agregársele la amplia difusión de nuevas y versátiles tecnologías de acogida masiva . No podemos dejar de mencionar el caso H. Potel, donde a la desinteresada labor de este docente por la difusión vía internet se lo condena cual criminal en nombre del copyright, los derechos de autor y el negocio editorial que custodia estas instituciones. Las preguntas, cual apuesta política, que deben ser pensadas por los actores en juego, serán entonces: ¿cómo correrse del negocio editorial que funciona a base de consumo(1), , sin atentar con los pequeños emprendimientos editoriales y sin socabar la cultura del libro?, ¿Es posible pensar la cultura del libro sin esos aires elitistas que la capacidad económica adquisitiva la configuran?. Si la respuesta es aporética, la pregunta es quizás un desafío o un sinsentido, un absurdo linguístico tal vez. En caso contrario, puede leerse como un espacio de debate, de meta-reflexión sobre un ejercicio cotidiano que está instalado y naturalizado, o bien podría decirse incorporado incoscientemente lo que tiende a olvidarse.
Copyleft 2009 / WalterEgo y Martin De Mauro

1-
Cippodromo nos recuerda:"somos lo que hacemos con nuestros consumos. La forma en que los utilizamos, los deglutimos, los tuneamos. Nunca importa tanto qué consumimos sino cómo consumimos". Ver http://cippodromo.blogspot.com/2009/03/teorias-impudicas.html

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